...te juro por Dios.

Son las 6:00 pm ya tres cuartas partes de mi piel se escurrieron entre las ausencias de cariño, entre los sollozos de lánguidos recuerdos y entre las extasiadas ganas mudas de hacerle el amor a la soledad.

Sabes siempre pensé morir en Rojo Gómez es tan caótico y de mal ver, tan intrascendente, tan simplón, no simple, así simplón con ésa tilde que asienta lo desafortunado del adjetivo. Pudiendo morir en una zona tranquila, para así hacer estallar esa monótona calma de una colonia nice, pero no, decidí morir en una zona conflictiva. Juro que estaba a punto de hacerlo, un pequeño esfuerzo en los dedos y ¡bam! un estallido que hiciese volar mis sesos: trágico y extravagante, así al menos a uno que otro curioso le hubiese causando una fuerte impresión, ¡pero no!, tenías que pasar por ahí, llegaste por un chicle, arruinaste en menos de un suspiro mi brillante plan, no tienes ni la más mínima idea de lo poético que iban a ser mis sesos esparcidos por el puesto de dulces, en fin, te vi llegar: alta, guapa, sensual con camisa negra y esa falda rosa con negro, ¡pff basura! no entiendo, ¿para qué te vistes de humano, si claramente eres un ángel?, a mí no me engañas; note como salpicabas luz, como te escurrían entre la piel destellos de sensualidad y esas chispas de ternura que regabas a tu andar. Tan linda, tan sensual, claro que no, a mí no me ibas a engañar, me apresure a hablarte...

Nunca imagine que fueses tan simpática: tu risa destruía con sus ondas sonoras la realidad, te juro que por un instante perdí el sentido pensando en las mil y un formas en las que se te puede amar...
Después de un tiempo me acostumbre a acariciar tus alas, al principio te soy sincero no me gustaban: andar con alguien con una dualidad que me hacia recordar a las aves del zoológico y en el peor de los casos las instituciones eclesiásticas realmente no era muy ameno, pero luego le tomé gusto y !¡pff! no sabes como disfruto lamerte entre ellas, acariciarte y llenarte de suspiros que entre pluma y pluma escriben un "te quiero", además se que ahí se te esconde el diablo, pues noto como tu piel se comienza a erizar mientras mi lengua humedece tu espina dorsal y tus alas revolotean como los mil demonios, ¡me encanta como te mojas!, como humedeces de fe tu cuerpo que desde aquel día es mi altar, si supieran los curas idiotas que el agua más bendita yace entre las piernas de un ángel y no en sus absurdas fuentes, tan absurdas como las iglesias donde hipócritas se juran amor eterno ante un falso altar...

Perdí de nuevo la linea, ¡ah sí! hablaba de tus piernas, me gusta mordisquearte, sentir como vas perdiendo el control, no hay pecado y dicha más plena que oír a un ángel blasfemar; se que estoy pecando, que nunca debí enamorarme de ti, pero bueno el infierno me dejo de importar, al fin y al cabo te juro por Dios que follar contigo es más grato, placentero y utópico que cualquier paraíso.

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